La Humildad de Cristo, 09 de 12, Maria y los Pobres de YHWH

[Retiro Espiritual “De Nazareth a la Cruz; de la Cruz a la Luz,” ofrecido a las Hermanas Dominicas Nazarenas, con ocasión de su IX Capítulo General Electivo en Diciembre de 2012.]

Tema 9: María y los Pobres de YHWH

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* La santidad excepcional de la Virgen María hace que uno fácilmente la vea como un caso también excepcional, y en ese sentido, desconectado de su pasado, y de la gente y cultura de su tiempo. Su santidad se ve entonces como algo ajeno al curso de la historia humana, algo que reposa únicamente en la impenetrable voluntad de Dios, como si se tratar de un capricho. Por supuesto, ese actuar divino no genera inspiración ni responsabilidad alguna de parte de quien no ha recibido esos dones.

* Las cosas cambian cuando se recorre el camino que hizo la fe del pueblo elegido. El desierto ocupa un lugar importante porque es el espacio, físico y existencial, en el que los ídolos aparecen en toda su impotencia, y la providencia de Dios se muestra como revelación de su majestad y soberanía. El despojo del desierto es así paradójicamente una buena noticia: ser llevado al desierto es ser llamado a renovarse en el amor y la fidelidad, como la predicó Oseas.

* Pero el corazón humano no acepta de buen grado esa ley del despojo. Fue una circunstancia forzosa, el destierro a Babilonia, lo que terminó de romper el corazón arrogante e idólatra, de modo que el pueblo que salió de ese abismo de dolor pudo conocerse en su propia miseria y pecado. Es el tono que se encuentra en las confesiones penitenciales de los primeros tres capítulos del libro de Baruc.

* Ese es también el tono humilde del “Pequeño Resto,” cuya nota principal es la humildad y la confianza en Dios. Tal es la espiritualidad de Nazareth, de la Virgen María, y de las bienaventuranzas.