The Path to Thankfulness, in Twelve Steps

Acción de Gracias

  1. Having a cell phone is not still having someone to call.
  2. Having a Facebook profile is not yet having a profile in life.
  3. Having many followers on Twitter does not mean you know where you’re going to yet.
  4. Having a lot of music around you does not mean you have reached yet harmony.
  5. Having lots of appliances still does not mean you know you’re more valuable than any of them.
  6. To have is not yet to be!
  7. The most precious thing you have is that you are, the most precious thing within you is being.
  8. And being is something you received. You did not make it. You did not purchased it.
  9. You started in being just receiving.
  10. Learning to receive is learning to be.
  11. Learning to receive: Do not begin by demanding or complaining, but start from knowing, listening and appreciating.
  12. Let us say together therefore: Thanks, God the Father! Thank you very much!

Unidos a Cristo en oracion

6. Debemos, pues, orar unidos a Cristo, al Espíritu Santo, con María Santísima en el seno de la santa Iglesia para que nuestra oración tenga fuerza.

Sin duda que para lograr esto debemos suplicar al Padre Bueno nos conceda su Espíritu de gracia y oración (cf. Za 12, 10), a fin de ir avanzando en la ciencia y el arte de la oración.

Pero aquí no acaba la B del ABC de la oración, puesto que en el “quién ora” no sólo debemos pedir a Dios como compañía: a Cristo, su Espíritu y a María en el seno de la Iglesia -uniéndonos a su Liturgia sacramental y orante-; sino que además debe considerar (el que ora) su estado de imperfección, fragilidad e incapacidad, para saber situarse ante Dios cuando se invoca a Dios.

Es necesario tomar el lugar que nos corresponde de criaturas pecadoras. Hay que “humillarse ante Dios”; es decir, tomar conciencia de la miseria, e insignificancia que uno es ante Dios, su Reina y su Reino, para ser dignos de permanecer ante Él. Pues Dios “rechaza a los soberbios” (cf. CEC 30).

La oración es más efectiva cuando el que ora es consciente de su condición de criatura imperfecta y, por el pecado, miserable. Entonces se dirige a Dios con amor, sinceridad y humildad, con corazón contrito y espíritu humillado.

Y Dios nunca desprecia a quien se acerca a Él de tal manera; pues a Él le atraen los de corazón quebrantado y humilde. Pues son aquellos que verdaderamente muestran necesidad apremiante de su compasión y su gracia: son los “pobres de espíritu” los que gustan a Dios (una oración sin humildad puede convertirse en blasfemia).

Quien ora así, despojado de su orgullo y unido al Espíritu, siempre pide aquello que está en la voluntad de Dios; y por ello todo se le concede.

[Autor: Juan de Jesús y María.]

Renovar la escuela catolica, en orden a la Nueva Evangelizacion

“En esta educación fundada sobre el “humanismo cristiano”, lo sustantivo es la centralidad del hombre y lo adjetivo y secundario, su condición de “cristiana”, que deviene en algo accesorio, marginal y poco o nada significativo en la vida de cualquiera de estos colegios. El carácter cristiano de nuestros colegios se ha convertido en un ligero barniz que queda bien ante un público burgués liberal, siempre y cuando no se note demasiado ni exija mayores compromisos…”

Renovar la escuela católica

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El post-concilio

[…] Su Santidad: Se trata del tema de los de mi generación, los que nos preparamos al sacerdocio durante los años del Concilio, y luego salimos con entusiasmo y tal vez también con la pretensión de cambiar el mundo; hemos trabajado mucho y hoy tenemos dificultades: estamos cansados, porque no se han realizado muchos de nuestros sueños y también porque nos sentimos un poco aislados. Los de más edad nos dicen: “¿Veis cómo teníamos razón nosotros al ser más prudentes?”; y los jóvenes algunas veces nos tachan de “nostálgicos del Concilio”. Nuestra pregunta es esta: ¿Podemos aportar aún algo a nuestra Iglesia, especialmente con la cercanía a la gente que, a nuestro parecer, nos ha caracterizado? Ayúdenos a recobrar la esperanza, la serenidad…

* * *

Gracias. Es una pregunta importante y yo conozco muy bien la situación. También yo viví los tiempos del Concilio; estuve en la basílica de San Pedro con gran entusiasmo, viendo cómo se abrían nuevas puertas; parecía realmente un nuevo Pentecostés, con el que la Iglesia podía convencer de nuevo a la humanidad, después de que el mundo se hubiera alejado de la Iglesia en los siglos XIX y XX. Parecía que la Iglesia y el mundo se volvían a encontrar, y que renacía un mundo cristiano y una Iglesia del mundo y realmente abierta al mundo. Esperábamos mucho, pero las cosas han resultado más difíciles en la realidad. Con todo, queda la gran herencia del Concilio, que abrió un camino nuevo. Es siempre unacharta magna del camino de la Iglesia, muy esencial y fundamental. Pero, ¿por qué ha sucedido así?

En primer lugar, quisiera hacer una anotación histórica. Los tiempos de un posconcilio casi siempre son muy difíciles. Después del gran concilio de Nicea, que para nosotros es realmente el fundamento de nuestra fe, pues de hecho profesamos la fe formulada en Nicea, no se produjo una situación de reconciliación y de unidad, como esperaba Constantino, promotor de ese gran concilio, sino una situación realmente caótica, en la que todos luchaban contra todos.

San Basilio, en su libro sobre el Espíritu Santo, compara la situación de la Iglesia después del concilio de Nicea con una batalla naval nocturna, donde nadie reconoce al otro, sino que todos luchan contra todos. Realmente era una situación de caos total. Así describe san Basilio con gran plasticidad el drama del posconcilio, del tiempo que siguió al concilio de Nicea. Cincuenta años más tarde, el emperador invitó a san Gregorio Nacianceno a participar en el primer concilio de Constantinopla. El santo respondió: “No voy, porque conozco muy bien estas cosas; sé que los concilios sólo generan confusión y enfrentamientos; por eso no voy”. Y no fue.

Por tanto, con una visión retrospectiva, ahora para todos nosotros no constituye una gran sorpresa, como lo fue en un primer momento, digerir el Concilio y su gran mensaje. Introducirlo y recibirlo para que se convierta en vida de la Iglesia, asimilarlo en las diversas realidades de la Iglesia, es un sufrimiento, y el crecimiento sólo se realiza con sufrimiento. Crecer siempre implica sufrir, porque es salir de un estado y pasar a otro.

( Lee más aquí ).

[Este texto es parte de una serie de preguntas hechas al Papa Benedicto XVI en un Encuentro con párrocos y sacerdotes de las diócesis de Belluno-Feltre y de Treviso, el día Martes 24 de Julio de 2007.]

Diagnostico y Pronostico de la Fe, 2 de 2

[Predicación en el Congreso de los Custodios de los Dos Corazones, versión 2012.]

Tema 2 de 2: Pronóstico de la fe

* El futuro de nuestra fe lo podemos intuir a partir del diagnóstico de la fe. Pero ese pronóstico cambiará si seguimos adecuado tratamiento.

* Ante todo, no confundamos la fe con otras cosas:

(1) No es simplemente “pensamiento positivo.” El pensar positivamente sirve para educar el cerebro en buscar más soluciones que problemas, pero tiene limitaciones: fácilmente nos hace ciegos a los propios pecados, y duros para juzgar a los que son débiles o están agotados.

(2) La fe tampoco es aquella propuesta pragmática de seguir lo que cada quien piensa o aplicar lo que a uno le sirva. de hecho, esa forma de mentalidad lleva pronto a la brujería, la Nueva Era y otros males.

(3) La fe tampoco equivale a la acumulación de información religiosa, o incluso bíblica. Hay “teólogos” sin fe; y hay muchos que no se acercan al Dios vivo porque se sienten confortables y arrogantes en sus conocimientos o erudición. Puede haber mucho conocimiento y mucha fe, o a veces no.

(4) La fe tampoco es la certeza apacible de quien se siente cobijado por prácticas piadosas o devociones propias de su entorno y cultura. Puede haber mucha religiosidad y muchas fe, o a veces no.

* Nuestra fe viene del testimonio. Es un saludable contagio que empezó el día de Pentecostés, y que tiene por consiguiente su hogar en la comunidad creyente. Cada uno de los que ha experimentado el eco de la resurrección recibe también la certeza interior, que viene del Espíritu, para transmitir esa voz y testimonio a otros.

Diagnostico y Pronostico de la Fe, 1 de 2

[Predicación en el Congreso de los Custodios de los Dos Corazones, versión 2012.]

Tema 1 de 2: Diagnóstico de la fe

* Siguiendo una analogía con la labor que hacen los médicos, conviene hacer un diagnóstico de nuestra fe, pues tal ha de ser uno de los propósitos del Año de la Fe.

* El reflejo de la pupila. Si ante la luz de la Palabra Divina la persona siente deseo de acercarse y crecer, es un buen síntoma. Si por el contrario, se aparta, como un vampiro, es algo grave. Pero aún más grave es la indiferencia, que a menudo es el fruto del cinismo.

* La respiración. El acto de inspirar es instintivo y señala ganas de vivir. Si hay anhelo de silencio, oración, sacramentos, formación, es buen síntoma. Si por el contrario la persona no extraña ni buscan las fuentes de la fe hay que preocuparse. El acto de espirar equivale al dar de nosotros. Debemos preguntarnos qué rastro estamos dejando, y cuánto nos interesa atraer a otros hacia Dios.

* El pulso. El ritmo cardíaco hace posible el recorrido de la sangre, que ha de llegar a cada célula viva de nuestro cuerpo. ¿Está llegando la Sangre de Cristo a todo lo que yo soy? ¿He permitido a Dios que renueve mis costumbres, amistades, finanzas, según su evangelio de salvación?

Ejemplo palpable de como se destruye una palabra

He leído con dolor un breve escrito del P. Carlos Vallés, S.J., sobre Krishnamurti, a quien llama “el sabio hindú del siglo pasado.” Las siguientes frases son destacadas por Vallés:

  • “La meditación no es un medio para un fin, es ella misma el medio y el fin.”
  • “No medites en público, o con otro, o en grupo. Medita únicamente en soledad, en la quietud de la noche o en la frescura del amanecer. Y la soledad ha de ser soledad. Has de estar totalmente solo, sin estar acompañado de un sistema, sin seguir un método, sin repetir palabras, tener pensamientos, sentir deseos, o formular propósitos. Todo eso impide la meditación.”

¿meditación?He escrito al P. Vallés,a través del formato que él mismo ofrece. Pero como su mensaje es público, y lo que uno comenta no queda en público, me mueve el amor por la Iglesia de Cristo para poner también visible lo que creo que urge decir ante tales despropósitos, aunque se digan con tanta cortesía. Esto es lo mío:

Lamento que permitamos que la palabra meditación se convierta en un gravitar en torno al vacío. Tal es el sentido budista o hinduísta. La meditación cristiana es otra cosa. Esta frase: “Has de estar totalmente solo, sin estar acompañado de un sistema, sin seguir un método, sin repetir palabras, tener pensamientos, sentir deseos, o formular propósitos. Todo eso impide la meditación” es exactamente lo opuesto de lo que es la meditación de acuerdo con los salmos.

Para la Biblia el estribillo es: “Medito en tu Palabra.” No es un ejercicio de la mente que se desocupa, sino de la mente que se colma de la Palabra, partiendo, como han hecho los monjes por centurias, del texto sagrado. Y es gravísimo que con esa concepción de meditación se diga además que “La meditación no es un medio para un fin, es ella misma el medio y el fin.” Lo que debo entender de ahí es que prescindir de la Palabra de Dios, obviar el texto sagrado, optar por la nada en honor de la nada, será no sólo mi camino sino “el fin.” Claramente no es un ejercicio preparatorio para algo más (como uno podría pensar de un “silenciamiento” temporal) sino que se trata de un camino que va derechamente hacia la ausencia y el vacío.

Con todo amor en Cristo, y con todo respeto, pido que se retire ese mensaje tan completamente opuesto e incompatible con nuestra fe cristiana.

La nueva evangelizacion y la novedad de la cultura digital

internetParece natural e incluso obligado relacionar la nueva evangelización con el surgimiento de nuevos modos de interacción humana, específicamente los que se han hecho posibles gracias a Internet, las redes sociales, la omnipresencia de los teléfonos móviles, y en general, la prevalencia de la cultura digital.

En esto hay que evitar caer en entusiasmos apresurados sobre los alcances de lo cibernético y lo multimedia. Y sin embargo, es claro que ya no es una opción prescindir del conocimiento de las nuevas posibilidades y de los nuevos riesgos que brotan de este hecho incontestable: estar “conectado” es la condición “por defecto” de un número inmenso de nuestros contemporáneos en la mayor parte del planeta.

¿Qué implica hacer presencia en la blogósfera? ¿Qué cambia en el predicador cuando produce un podcast y sus palabras, apenas salidas de su boca, ya son parte de una red colosal, anónima, que a la vez parece olvidarlo todo y ser capaz de recordarlo todo? ¿Hay una genuina novedad en el acto mismo de evangelizar por el hecho de que se usen, por ejemplo, redes sociales? Hace poco me hicieron estas preguntas. Lo que sigue son mis respuestas. Llevarán entonces el sello de una experiencia peculiar, como las hay tantas hoy en día.

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