Hombres de Fe, 5 de 8, Estoicismo y Pelagianismo

¡Hombres de Fe! – Curso de Formación Permanente para la Diócesis de Socorro y San Gil

Tema 5. Estoicismo y Pelagianismo

  • La escuela estoica, una de las más vigorosas de las antiguas Grecia y Roma, dejó un amplio legado de enseñanzas y recomendaciones, muchas de las cuales fueron acogidas por los primeros cristianos como expresiones válidas de una vida recta.
  • Los principios que rigen el estoicismo se pueden sintetizar en tres: (1) Hay un “lógos,” una razón para todo lo que sucede; (2) Podemos y debemos aspirar a una vida serena, libre de emociones negativas; (3) La vida está siempre marcada por un destino y es inútil rebelarse contra él. * Uno ve que los principios (1) y (2) son fácilmente compatibles con la fe cristiana bajo los títulos de la providencia divina y del crecimiento en la gracia y la virtud.
  • Los métodos del estoicismo: (1) Visualización de qué sería lo peor que podría suceder; (2) Definición clara de lo controlable y lo no-controlable: esto implica el uso de metas internas más que externas. (3) Amor por lo natural, como medida de lo sano y principio de tranquilidad.
  • Los aspectos riesgosos del estoicismo son las nociones de destino, autonomía, resignación fatalista, moral de promedios.
  • Pelagio (siglo IV) fue un monje que creyó con enorme optimismo en el control de la voluntad sobre la vida humana. Según él, a través de la educación y la ascesis se puede llevar al ser humano a un grado de perfección sin límites, de modo que uno persona educada siempre hacia lo bueno ni siquiera tendría que ser bautizada.
  • Gran adversario de las ideas pelagianas fue San Agustín, que precisamente refinó bastante la enseñanza de la Iglesia sobre el pecado original a partir de las discusiones con este monje y sus sucesores. La postura del santo de Hipona le valió el título de “Doctor de la Gracia.”
  • En general, lo que hable de auto-redención, es decir, de una mejora esencial de la vida humana a través de las solas fuerzas humanas, puede verse como una reedición del pelagianismo, y por lo mismo, un oscurecimiento de la enseñanza centralísima de la gracia.