Fundamentalismo y Racionalismo son negaciones de la dignidad humana

No se ha de olvidar que el fundamentalismo religioso y el laicismo son formas especulares y extremas de rechazo del legítimo pluralismo y del principio de laicidad. En efecto, ambos absolutizan una visión reductiva y parcial de la persona humana, favoreciendo, en el primer caso, formas de integrismo religioso y, en el segundo, de racionalismo. La sociedad que quiere imponer o, al contrario, negar la religión con la violencia, es injusta con la persona y con Dios, pero también consigo misma. Dios llama a sí a la humanidad con un designio de amor que, implicando a toda la persona en su dimensión natural y espiritual, reclama una correspondencia en términos de libertad y responsabilidad, con todo el corazón y el propio ser, individual y comunitario. Por tanto, también la sociedad, en cuanto expresión de la persona y del conjunto de sus dimensiones constitutivas, debe vivir y organizarse de tal manera que favorezca la apertura a la trascendencia. Por eso, las leyes y las instituciones de una sociedad no se pueden configurar ignorando la dimensión religiosa de los ciudadanos, o de manera que prescinda totalmente de ella. A través de la acción democrática de ciudadanos conscientes de su alta vocación, se han de conmensurar con el ser de la persona, para poder secundarlo en su dimensión religiosa. Al no ser ésta una creación del Estado, no puede ser manipulada, sino que más bien debe reconocerla y respetarla.

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El tiempo le ha dado la razón a Pablo VI

La polémica que siempre ha rodeado a la figura de Pablo VI ha tenido como uno de sus ingredientes principales las encontradas reacciones ante su encíclica Humanae Vitae. Pocos documentos pontificios han tenido en la historia una lluvia internacional de críticas como tuvo dicha encíclica… y sin embargo tenía razón. Se pueden criticar si se quiere las bases antropológicas y teológicas que usó el Papa para escribirla, que para gustos se hicieron los colores y es lógico que los que no tienen fe no acepten ciertas premisas, pero lo que ya hoy en día, a distancia de más de 40 años, no se puede negar, es que sus predicciones eran ciertas y se han cumplido incluso en aquello que Pablo VI no llegó a mencionar, concretamente el tema de la relación entre la anticoncepción y el aborto, que después explicitó Juan Pablo II.

No soy yo quien lo dice, sino un estudio realizado en España que muestra la relación entre aumento del uso de anticonceptivos e incremento de la tasa de aborto. Hemos leído estos días en los medios de comunicación que los autores del estudio han publicado sus conclusiones en la revista Contraception: Entre 1997 y 2007 el número de las mujeres de nuestro país que utilizaron métodos anticonceptivos aumentó del 49,1% al 79,9% y, paralelamente, la tasa de aborto en el país aumentó de un 5,52 al 11,49 por cada 1000 mujeres.

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V-D. Las autoridades

188. Lo primero de todo recomiendo que se ofrezcan súplicas, peticiones, intercesiones y acciones de gracias por todas las personas, especialmente por reyes y autoridades, para que podamos vivir tranquilos y serenos con toda piedad y dignidad. (1 Tm 2,1-2)

189. Que cada uno se someta a las autoridades establecidas, pues toda autoridad procede de Dios; él ha establecido las que existen. (Rm 13,1)

190. La soberanía pasa de una nación a otra, por las injusticias, las violencias y el dinero. (Sir 10,8)