III-H. Vigilancia y no fiarnos de nosotros mismos

139. Procura que tu fuente de luz no quede oscura. (Lc 11,35)

140. Sed sobrios, vigilad, que vuestro adversario el diablo, como león rugiendo, da vueltas buscando a quien devorar. Resistidle firmes en la fe, sabiendo que vuestros hermanos por el mundo sufren las mismas penalidades. (1 P 5,8-9)

141. El que ama el peligro caerá en él. (Sir 3,26)