Ejercicios sobre el perdon, 59

Ejercicio: Ver a Dios en la naturaleza: Retírate con tu imaginación a cualquier lugar propicio y crea un clima de silencio y alabanza; una iglesia silenciosa, una terraza bajo un cielo estrellado, la playa, la cima de una montaña, la orilla de un río, un lugar donde haya abundantes árboles de pino.

Imagina la naturaleza alrededor, árboles, pájaros, animales, el cielo, la montaña…Contempla la naturaleza y absorbe el silencio que ella transmite…Experimenta la naturaleza en movimiento: el frescor de la mañana, el calor del medio día, los colores del poniente, la oscuridad de la noche, las estrellas, la luna… Pregunta a la naturaleza, a los árboles, a los pájaros, al río, a la montaña, a las estrellas, si tienen algún mensaje para darte. Pregunta, sobre todo, a las personas si tienen algo que decirte. “Oh valles y espesuras/ plantadas por la mano del Amado,/ decid si por vosotras ha pasado”… Pregunta también al Señor lo que tiene que decirte por medio de la naturaleza. Espera la respuesta de Dios. Puede ser una palabra, una frase, un silencio… Piensa: a través de tus ojos Dios contempla la belleza de la creación. Invita al Señor a mirar a través de tus ojos las cosas más bellas que El ha creado. Si te inspiras en la Biblia, invita a la creación a glorificar al Señor con el cántico de Daniel (3,52-90).

Ahora elige en el bosque un pino, será un pino con la bandera de Colombia, y le dices al Señor: “quiero ser tu pino, Señor, con las ramas verdes y frescas, alimentado siempre por la sabia de tu vida divina, apoyado en una cruz de madera, símbolo de tu crucifixión y muerte; me sostendré muy derecho y no caeré ante las dificultades y crisis de la vida, ya que mi soporte está en Ti y no en mí mismo. Como un reflejo tuyo mi forma será triangular, signo de tu Santísima Trinidad; y si una rama sobresale demasiado, hazme sensible para cortarla a tiempo para que sea menos doloroso.

Empezaré desde hoy a limpiar todo musgo o heno que tengan el tronco y las ramas; a quitarme todo lo que me estorba: el egoísmo, el orgullo, la soberbia, la envidia, los rencores, la incomprensión, que como parásitos crecen sin que me dé cuenta. Como un recuerdo de todas las estrellas que brillaron en la noche bendita en que Tú naciste, me llenaré de colores y luces para reflejar a los demás la alegría de tu venida al mundo y de tu presencia en él.

Escogeré el color amarillo, el más brillante, para que represente mis alabanzas. Por el sol que sale cada día, por las estrellas, los atardeceres, por todas las maravillas del mundo que tu has creado para nosotros, Padre querido. Continuaré con el color azul, para simbolizar el perdón que te pido para entregarlo. Porque no siempre he sabido serte fiel, porque no sé perdonar, porque evado la luz y prefiero ser tinieblas. Perdón, Señor, porque conociéndote, no doy testimonio de ti. También pondré el color rojo, que representa mi oración. Te alabaré por ser quien eres; te pido por mi familia: que reines siempre Tú y seas el centro de ella. Dame, Señor, lo que Tú sabes que necesito y no sé pedirte: paciencia, humildad y prudencia para no herir jamás a nadie. Por último, el color blanco para decirte: gracias por tanto como he recibido de Ti; porque me has dado salud, alegría y satisfacciones. Gracias, también, por las enfermedades, las penas y los sufrimientos. Gracias porque me acercas más íntimamente a Ti.

Y en lo más alto, con luz muy intensa, pondré una estrella que me ilumine siempre, será mi fe. Te pido, Señor, una fe madura, inquebrantable, siempre en aumento y que se alimente de tu Eucaristía y de tu Palabra. Una fe que, pro eso, brillará, para que todo aquel que se acerque a mí sienta tu Presencia, te vea. Dame, Señor, la alegría de permanecer siempre unido a Ti.

Para terminar: Recibe al Señor en tus aspiraciones; entrégate de nuevo a Él en tus expiraciones. Siente la paz que te da, descansando en su Presencia, que inunda todo tu ser. Agradece el amor con que te ha inundado.

Una respuesta a «Ejercicios sobre el perdon, 59»

  1. Hola: no es gracioso estar titubeando para un breve comentario y saludo afectuoso? quizás por el lapso trascurrido…
    El Ejercicio propuesto está lleno de ‘frescor’. Me recuerda los rollos de Qumran y la simbiosis de culturas entre Oriente y Occidente.
    Felicidades.

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