Ejercicios sobre el perdón, 27

Higiene Mental

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En el tema anterior hablábamos de dos maneras de sanar: a través de la naturaleza y a través de la gracia. Naturaleza significa la ciencia, el progreso, la medicina, la técnica y todos los recursos que el hombre ha recibido de Dios para dominar la tierra y su propia existencia, siempre en la obediencia. Gracia significa la fe y la oración mediante las cuales obtenemos a veces sanaciones y milagros de parte de Dios. Hay un tercer camino y es la búsqueda de poderes ocultos, obtenidos por medios oscuros, a espaldas de Dios. Entra aquí en escena el que un día dijo que le pertenece todo poder en la tierra y que lo entrega a quien le adore. Cuando seguimos ese camino, la ruina es inevitable y hemos caído en las redes de la araña y no saldremos de allí fácilmente.

Les invito a reflexionar sobre un tema que pertenece a la primera manera de sanar, a través de la naturaleza. Es un tema muy importante para nuestra salud espiritual y corporal, para tener sanos la mente y el corazón y ser así siempre dadores de perdón. Es un tema muy poco utilizado en nuestra pastoral: la higiene mental. El estilo de hoy de caminar tan aprisa nos obliga a aplicar los frenos para no chocar con otros hermanos que caminan también con prisa. Y grandes prisas generan grandes tensiones. No sacamos tiempo para detenernos, para reflexionar, para relajarnos, para descansar. Sin darnos cuenta de ello, la prisa, la velocidad nos mantiene frecuentemente tensos, irritables, agresivos, cansados y hasta atemorizados. También nuestro cuerpo acumula tensiones, dolores, cansancio. Mantenemos la frente arrugada, los hombros encogidos o tensos, agarrotados, rígidos los brazos, crispadas las manos, inquietas las piernas, todo lo cual refleja la tensión que vivimos. Esos estados de tensión consumen grandes energías, limitan nuestra capacidad de vivir contentos con nosotros mismos y en paz con los demás, además que nos disponen para una cantidad de enfermedades, cardiovasculares, depresiones, cáncer, etc. Espacios de relajación y descanso, no son un lujo, sino una necesidad. Cuando el Creador finalizó su obra creadora, “descansó y bendijo el descanso” (Gen 2,3). Otro tanto hizo Jesús con sus discípulos: “Vengan también ustedes aparte, a un lugar solitario, para que descansen un poco” (Mc 6,30-32).

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¿Y si nos vemos en Tarragona…?

Bueno, no vendrá mal una noticia personal de cuando en vez. 🙂

Esta semana cumple nueve años un servicio de evangelización que con más ganas que conocimiento echamos a andar por la red: el boletín “Alimento del Alma” [un ejemplo] que llega cada día a unas 2600 personas. La suscripción es gratuita y no incluye publicidad aparte de la que le hacemos a la Persona Adorable de nuestro Señor Jesucristo.

El mundo virtual abre posibilidades insospechadas pero indudablemente necesita de un complemento, un toque de realidad. Por eso invito en esta breve nota a los amigos de fraynelson.com y a los suscriptores del Alimento del Alma para encontrarnos “de verdad.” Estaré de paso por España predicando a nuestras dominicas de clausura en este mes de mayo, y para la semana del 20 al 27 tendré unos días en Tarragona.

Bueno, pues es eso: si estás cerca de Tarragona y quieres que nos veamos, utiliza el espacio de comentarios. Aunque tu correo electrónico no queda visible al público cuando haces un comentario, yo sí puedo verlo y puedo enviarte un mensaje con más detalles sobre la hora y lugar que se han propuesto. La fecha que parece mejor es el domingo 25 de mayo pero aún eso podría cambiarse si conviene otra fecha a la mayoría.

A ver, todo esto es un poco experimental. No se trata de una conferencia formal pero sí tendremos oración, predicación y seguramente la Eucaristía, máxime si es en domingo. ¿Suena eso bien? ¿Nos vemos en Tarragona?

Fr. Nelson Medina, O.P.

Eucaristía y Pobres

Así escribe el obispo de la diócesis de San Cristobal de las Casas, monseñor Felipe Arizmendi Esquivel:

Hay personas que trabajan mucho por los marginados, se comprometen a fondo por ellos, desgastan la vida por su liberación, pero no dan mayor importancia a la Eucaristía, a la Misa diaria, a la comunión sacramental, a la oración ante el Santísimo Sacramento. Incluso hay quien no aprecia ni la Misa dominical, pudiendo participar en ella. Cuando se organizan eventos, pareciera que programar la Misa diariamente es una pérdida de tiempo, algo ajeno a la cultura, una espiritualidad pasada de moda y que nos aleja de la realidad; parecen no necesitar la Eucaristía; ellos son los redentores.

El Señor toma en cuenta lo que se haga por los que sufren, pero si la dimensión vertical no sostiene la horizontal de la cruz, ésta se cae y se pudre. Sin la fuerza de la Eucaristía, nos cansamos más de la cuenta, nos decepcionamos por los problemas institucionales, nos amargamos porque no podemos cambiar el sistema, nos derrumban las incomprensiones.

Un prozac llamado Sexo (3)

La Parábola del Chocolate

Había una ciudad, “Cocoa City,” famosa por sus chocolates. Generaciones de artesanos habían transmitido celosamente los secretos para producir una golosina exquisita, increíblemente deliciosa y refinada: placer puro para el paladar. Gente hubo que viajó largas jornadas con tal de sentarse en la plaza de aquella ciudad. ¡Había que verlos! A medida que el chocolate se derretía en sus bocas sentían que toda belleza palidecía, todo recuerdo se borraba, el tiempo mismo parecía quebrarse y la eternidad abrir sus brazos para dar un beso a los bienaventurados devoradores de chocolate.

Se volvió costumbre por aquellos días que la gente se reunía a comer chocolate. Los quioscos vendían revistas con estos títulos: “El Chocolate”; “Lo que siempre quisiste saber…”; “Dos mil fotos de chocolates”; “Cómo digerir más chocolate”; “Chocolate Magazine of America”; “La vie cachée du chocolat”; “Chocolatissimo!”; y otras trescientas más.

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Un prozac llamado Sexo (2)

Advertencia: el lenguaje explícito, aunque respetuoso, de la presente entrada puede parecer inapropiado o desagradable a algunos lectores. En principio no se recomienda este texto a menores de edad.

La idea de que el sexo es un pasatiempo, un estimulante o un modo de levantarse el ánimo o la autoestima tiene consecuencias que no son obvias y que sólo emergen ante el paradigma del onmipresente “mercado.” Esta vez, sin embargo, no quiero referirme a los efectos económicos a los que aludí antes, sino a ese otro uso metafórico de la palabra que se dice con un guiño en parte cínico, como cuando una persona termina de resolver los asuntos de su divorcio (¿express?) y se dice que está volviendo “al mercado” porque de nuevo queda disponible para ligar con otros u otras.

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Un prozac llamado Sexo (1)

Advertencia: el lenguaje explícito, aunque respetuoso, de la presente entrada puede parecer inapropiado o desagradable a algunos lectores. En principio no se recomienda este texto a menores de edad.

La separación entre las funciones procreativa y unitiva de la sexualidad humana sólo puede tener un desenlace: que el sexo es un entretenimiento. La idea no es nueva en la Humanidad. Era bien popular ya en Corinto, en el siglo I. Lo que sí es nuevo es el estudio de los factores neurológicos y bioquímicos que van ligados al ejercicio de la sexualidad. Las dopaminas y oxitocina que se liberan con cierta abundancia en la actividad sexual han dado soporte a la idea de que la práctica regular de la sexualidad es un derecho humano universal y a la vez, una de las actividades más saludables y con mayor capacidad de levantar el ánimo.

La relación entre actividad genital y tono anímico agrupa al sexo con las bebidas embriagantes, los antidepresivos, e incluso con aquellas sustancias alucinógenas que nuestra sociedad occidental trata insistentemente de despenalizar, empezando por la mariguana. Especialmente la franja de población de los jóvenes, pero también un número creciente de adultos, combinan de modos diversos estas fuentes de “estímulo,” de modo que empiezan a borrarse las fronteras entre una fiesta con licor y una sesión de drogas “duras”: junto al whisky, un poco de cocaína; junto al LSD, una noche de orgía dotada de experimentos sexuales varios.

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