75. Alegraos con los que se Alegran

Madre Teresa de Calcuta75.1. Quiero que sepas que me alegra tu alegría. Pablo dejó esta enseñanza: «Alegraos con los que se alegran; llorad con los que lloran», y en cierto modo lo explicó en lo que sigue: «Tened un mismo sentir los unos para con los otros; sin complaceros en la altivez; atraídos más bien por lo humilde; no os complazcáis en vuestra propia sabiduría» (Rom 12,15-16).

75.2. Ese “mismo sentir,” pues, no es una forma de complicidad o, como diría alguna psicología contemporánea, “falta de personalidad.” Más bien es la respuesta cristiana al problema siempre actual de la altivez, ese afán de buscar la propia “altura.” ¿No fue este el pecado de Babel: el ser humano queriendo levantarse a lo alto? Por eso Pablo habla de “un mismo sentir,” porque un terreno llano no tiene “alturas” o “singularidades.” Es algo como lo que alegóricamente puedes entender del conocido texto de Isaías: «Que todo valle sea elevado, y todo monte y cerro rebajado; vuélvase lo escabroso llano, y las breñas planicie» (Is 40,4). La invitación de Pablo es algo así como “vuélvase lo escabroso llano.”

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