Centesimus Annus

Algunas ideas centrales en torno a la justicia social

1. La libertad debe ir unida a la verdad del hombre (cf. n.4)

2. No cabe un socialismo, si se echa en olvido la trascendencia de la persona humana (n.13).

3. Es importante, e incluso decisivo, el apoyo de la Iglesia en la defensa de los Derechos del hombre (n.22).

4. No es posible definir ni comprender al hombre considerándolo unilateralmente a partir del sector de la economía; es necesario verlo en la esfera de la cultura, cuyo punto central es la actitud que el hombre asume ante el misterio más grande: el misterio de Dios (n.24).

5. La promoción de los pobres es una gran ocasión para el crecimiento moral, cultural e incluso económico de la humanidad entera (n. 28).

6. La propiedad privada tiene una dimensión social, porque los bienes, tanto espirituales como materiales, tienen de suyo un destino universal.

7. Hoy ya no han de considerarse como factores decisivos de producción ni la tierra ni el capital, sino, ante todo, el hombre (cap. IV).

8. No puede decirse, sin más, que el fracaso del comunismo signifique la victoria omnímoda del capitalismo, ni que haya que proponer al capitalismo como (única) vía del verdadero progreso (n.42).

9. La Iglesia aprecia la democracia (en un Estado de derecho y sobre la base de una recta concepción de la persona humana), pero un régimen democrático no debe depender de las fuerzas electorales o económicas al momento de decidir en asuntos de justicia o de moralidad (n.47).

10. La aportación propia de la Iglesia, en un régimen democrático, es el concepto de dignidad integral de la persona, dignidad plenamente manifestada en el misterio del Verbo encarnado (n.47).

11. “El hombre es el camino de la Iglesia”. La doctrina social es instrumento de evangelización, que, anunciando la salvación en Cristo, también revela al hombre a sí mismo (n.54).

12. La Iglesia se hará creíble más por su testimonio y sus obras que por la lógica de sus palabras.