¿Cómo volverá Cristo a Europa?

Cristianos Confinados a la Irrelevancia

Bueno, Cristo no se ha ido de Europa: es Europa, o una gran parte suya, la que ha dejado a Cristo. Y la pregunta es si ese estado de cosas podrá revertirse, es decir, si veremos un cristianismo socialmente reconocido y floreciente en el continente europeo.

Los indicadores actuales son menos que aceptables: desde el laicismo crispado de los franceses –o de la Francia en el gobierno– hasta el paganismo entusiasta de la Escandinavia, pasando por los hielos del racionalismo inglés y la indiferencia de la nación alemana. Parece que la tácita consigna fuera que ser más europeo es ser menos cristiano. A lo sumo, es de recibo un cristianismo �menor,� algo que no haga mucho estorbo y que sirva para darle un poco de sal a una conversación de salón. Lo cristiano es una anécdota, es una novela medieval, es una película sobre la Inquisición (nunca acabarán), es una catedral impávida, espectadora muda de una ciudad que a su vez la tolera en razón del turismo que atrae.

Y si quedan grupos –grupúsculos– de cristianos entusiastas, existe ya un rápido diccionario para descalificar lo que pretendan. Si aplauden y alaban a Dios, son fanáticos pentecostalistas; si defienden la vida del embrión y se manifiestan en defensa de la familia tradicional, son fundamentalistas católicos; si predican con fervor, son ilusos; si invitan a la oración, son por decir lo menos unos ignorantes, que desconocen los últimos avances de la meditación, el yoga, el channelling, y todo lo de hoy.

El cristiano, no cualquiera, sino el que quiera hacer visible su fe, es prontamente maniatado y relegado a la irrelevancia. Proceso que se realiza sumariamente, ágilmente, como cosa ya sabida y caso ya resuelto: �¡Ah, tú eres de tal grupo! Mira, tu lugar y tu casilla son estos: vete a tu rincón y procura no fastidiarnos.�

Teóricamente es posible salirse de ese corral. Es posible, por ejemplo, hacer una ONG. Callar todo el mensaje y explicar de la manera más convincente posible que uno no está predicando nada, que uno va a ayudar por igual a todos, que toda la ayuda será invertida en bienes y servicios comprobables y certificables por terceros. Si tienes éxito en demostrar que Cristo importa tan poquito que casi podría no estar, y que en realidad tú haces las cosas por amor a la gente y no por una motivación �sobrenatural,� entonces tu ONG recibe dinero y es socialmente viable.

Así que los tiempos no son los mejores para el cristianismo.

(continúa…)