El surgimiento del Quinto Poder

¿Bajo qué signo y con qué criterios está naciendo lo que ha sido llamado “El Quinto Poder”?

La expresión proviene del ambiente de las Organizaciones No Gubernamentales (ONG‘s) y de la Reuniones del Foro Social Mundial, que ha tenido como sede más frecuente Porto Alegre.

El tema es interesante porque nos ayuda a tomar una postura crítica ya no sólo frente a los poderes más tradicionales (legislativo, ejecutivo y judicial), sino frente a ese Cuarto Poder que son los medios, dado que ya no es forzoso, ni muchas veces, plausible creer en la objetividad de esos mismos medios. Tampoco es fácil admitir que sean herramientas a favor del ciudadano, en la medida en que ellos mismos son parte de inmensos conglomerados económicos.

Ignacio Ramonet explica su propuesta así:

El verdadero poder es actualmente detentado por un conjunto de grupos económicos planetarios y de empresas globales cuyo peso en los negocios del mundo resulta a veces más importante que el de los gobiernos y los Estados. Ellos son los nuevos amos del mundo que se reúnen cada año en Davos, en el marco del Foro Económico Mundial, e inspiran las políticas de la gran Trinidad globalizadora: Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial y Organización Mundial del Comercio. Es en este marco geoeconómico donde se ha producido una metamorfosis decisiva en el campo de los medios de comunicación masiva, en el corazón mismo de su textura industrial.

La mundialización es también la mundialización de los medios de comunicación masiva, de la comunicación y de la información. Preocupados sobre todo por la preservación de su gigantismo, que los obliga a cortejar a los otros poderes, estos grandes grupos ya no se proponen, como objetivo cívico, ser un cuarto poder ni denunciar los abusos contra el derecho, ni corregir las disfunciones de la democracia para pulir y perfeccionar el sistema político.

Es necesario, simplemente, crear un quinto poder. Un quinto poder que nos permita oponer una fuerza cívica ciudadana a la nueva coalición dominante. Un quinto poder cuya función sería denunciar el superpoder de los medios de comunicación, de los grandes grupos mediáticos, cómplices y difusores de la globalización liberal.

Texto completo en:http://www.monde-diplomatique.es/2003/10/ramonet.html

Ahora bien, esa propuesta ha venido a concretarse en el Foro Social Mundial, que, de acuerdo con su Carta de Principios, “es un espacio abierto de encuentro para: intensificar la reflexión, realizar un debate democrático de ideas, elaborar propuestas, establecer un libre intercambio de experiencias y articular acciones eficaces por parte de las entidades y los movimientos de la sociedad civil que se opongan al neoliberalismo y al dominio del mundo por el capital o por cualquier forma de imperialismo y, también, empeñados en la construcción de una sociedad planetaria orientada hacia una relación fecunda entre los seres humanos y de estos con la Tierra.”

http://www.forumsocialmundial.org.br/main.asp?id_menu=4&cd_language=4

Este tipo de propuesta tiene su sensatez, pero es también criticable. En un artículo Pablo Gamba se pregunta si no estaremos asistiendo a otro episodio de esos que tiene la historia de Occidente en lo que unos pocos pueden hablar y actuar en nombre de todos sin que haga falta que nadie los elija para ello. Es el caso de la continua apelación al pueblo en todas las revoluciones –un pueblo que sin embargo no ha elegido sus voceros y quizá no se siente representado en ellos.

Hay otra crítica fuerte a Ramonet en:

http://www.exceso.net/exceso/ediciones/2003/02/01/p1-18s1.htm

Para mí todo este panorama deja varias enseñanzas:

1. La globalización es ambigua.

2. El proyecto de la Modernidad sigue vivo. Seguimos mayormente pensando que hay en la sociedad humana y en su racionalidad la fuerza interior suficiente para avanzar y proteger lo ya constituido.

3. Un Quinto Poder no tendría que ser el último. ¿Quién ronda a los que fiscalizan a los medios de comunicación? ¿Hay que ir preparando el sexto y el séptimo poderes?

4. Y me pregunto: ¿Y la Iglesia, qué? Pero esa pregunta desborda este espacio de reflexión del día de hoy.