|
¿Sustenta el Manuscrito Barberini la tesis de la equiparación de las ordenaciones diaconales de hombres y de mujeres?
Un sitio web propone con gran énfasis la ordenación sacramental de mujeres. Uno de sus argumentos es que la Iglesia en la antigüedad tuvo genuinas ordenaciones diaconales de mujeres, y una de las pruebas aducidas es el Manuscrito Barberini, cuyo estudio, como veremos, es apasionante. Según este mismo sitio web, <<Un antiguo manuscrito griego sobre la ordenación fue descubierto en la biblioteca del Cardenal Barberini. Provenía del monasterio de San Marcos en Florencia, que lo había recibido como una herencia de Nicolai de Nicolis. Un análisis de esta escritura uncial, indicaría que la copia fue realizada a fines del siglo IX y probablemente con anterioridad. El contenido es mucho más antiguo y refleja la práctica bizantina durante el apogeo del diaconato del siglo III al VIII.>> Hasta donde llega mi conocimiento del griego, creo que la traducción que se propone al español es bastante confiable. En dos columnas se presenta el texto de la ordenación de hombres y el de la ordenación de mujeres.
*
La página web tiene un propósito. Es decir, no hace un estudio por sacar una conclusión, cualquiera que ella sea, sino por demostrar un hecho del cual el autor, John Wijngaards, y sus colaboradores están convencidos. Eso es entendible, pero hemos de tenerlo en cuenta, pues el lenguaje puede resultar confuso. Por ejemplo, dicen estos señores: <<hay diferencias, pero que no afectan la esencia de la ordenación.>> Recibimos esa apreciación de ellos con beneficio de inventario. Sigamos.
Las diferencias
¿Cuáles son esas diferencias no-sustanciales? ¿Realmente son no-sustanciales?
1. Yo
destaco ante todo que el solo hecho de que haya dos textos llama la
atención. No tenemos dos rituales del bautismo, según se trate de
bautizar un niño o una niña. Ni dos modos de ungir a los enfermos. Ni dos
modos de administrar la sagrada comunión. Ni dos modos de confirmar. 2. Ahora
bien, a lo largo de sus distintas páginas este sitio web parece
asumir que para que haya ordenación sacramental son necesarias y
suficientes dos cosas: imposición de manos e invocación del Espíritu Santo:
<<4.- El Obispo ordena a ambos, hombre o mujer, imponiendo las manos sobre
la cabeza (la materia del
sacramento del Orden). 5.- El Obispo invoca al Espíritu Santo con la misma
plegaria, tanto si el diácono es varón o mujer, Recibid el Espíritu Santo...
(la forma del sacramento del
Orden).>> Ahora bien,
es parte integral de la forma la intención, como podemos entender fácilmente
de un ejemplo extremo: si un sacerdote bajo amenaza de tortura se le empujara
a pronunciar las palabras de la oración consacratoria delante de las especies
eucarísticas, un acto semejante no sería una genuina consagración eucarística.
Si no se tiene en cuenta la intención la <<forma>> se vuelve magia (por cierto: falsa acusación de
los protestantes a la teología sacramental católica). La intención
se hace manifiesta de varios modos. Uno es precisamente lo que encontramos en
al presente Manuscrito: diferencias claras en el rito y en la potestad que
ese mismo rito anuncia conferir. Es lo único que tenemos en el caso de
situaciones históricas, pero por otra parte es decisivo cuando nos
encontramos frente a documentos oficiales (un ritual, por ejemplo). Todo este
aspecto de la intención es temáticamente omitido en el mencionado sitio web,
que parece presumir que la intención del obispo es la misma en uno y otro
caso, sin demostrarlo ciertamente, y aun en contra de las evidencias que el
mismo manuscrito presenta. No es la
misma intención la que se manifiesta en llamar a alguien para que alimente
con la Eucaristía a los fieles que en que hay es decirle que comulgue y deje
luego la comunión en el altar, como explicamos más por extenso debajo. En
realidad, lo que hacemos en el resto de este nuestro estudio es examinar esa intención sustentándonos
exclusivamente en la documentación ofrecida. Incoherencias internas3. No me causa buena impresión que hay contradicciones internas en la página web. Y lo peor: contradicciones de tipo propagandístico, como cuando quieres demostrar lo tuyo sea como sea. Mira, en:
http://www.womenpriests.org/it/traditio/deac_dif.htm
se dice que entre las diferencias está que <<Il diacono riceve i calici sacri ed i segni del ministero, la diaconessa no.>> (El diácono recibe los signos del ministerio, la diaconesa, no).
En cambio, en:
http://www.womenpriests.org/sp/traditio/deac_ord.htm
dice que:
<<10.- Tanto el varón como la mujer diácono reciben la estola como
signo de su rango eclesial. 11.- El diácono y la diaconisa reciben el cáliz
para la comunión que la diaconisa devuelve personalmente al altar.>>
Si uno se queda ahí, y no lee el italiano, no se da cuenta de que la
mujer no recibe los signos diaconales. ¿Qué indica eso, en términos de la intención del obispo?
Por otra parte, ¿qué quiere decir eso tan raro, <<la diaconisa devuelve [el cáliz para la comunión] personalmente al altar>>? ¿Indica eso un <<rango eclesial>> como afirma la página citada? ¡No! ¡Lo contrario! Miremos lo que dice el italiano (parece no haber traducción al español de esa partecita...); dice así: <<il diacono distribuisce la comunione; la diaconessa, a quanto sappiamo no>> (El diácono distribuye la comunión; la diaconesa, hasta dónde sabemos, no).
Y pregunto yo: ¿es esa una diferencia no-esencial? Situémonos en la escena: una mujer ha recibido el diaconado. Terminada la celebración, ella no ha dado la comunión a nadie. Solamente ha recibido. ¿Y por qué ha recibido? Porque la autoridad eclesiástica, en este caso el obispo, quiere ver en ella una servidora cualificada... ¿para todo ministerio diaconal? Claramente, no. Por lo pronto, no distribuye la comunión en la misa de su ordenación (recordemos el sentido múltiple de ordinatioen la latinidad antigua) Es evidente que la diaconisa o diaconesa recibe la gracia ante todo para sí misma.
4. La cosa no termina ahí. Sigamos viendo diferencias que, para ese sitio web, no son sustanciales.
Hay una frase que parece no importar en la página que estudiamos. Dice que los diáconos por el <<inescrutable poder>> de Dios, son <<constituidos ministros.>>. Bueno, resulta que en el texto para los mujeres ese detalle falta. Por si acaso, es bueno recordar que la raíz griega para <<poder>> es <<crátos>>, que está en la raíz del gobierno en términos como demo-cracia, aristo-cracia, etc. ¿De veras carece esto de toda importancia?
Además, de ellos, y no de ellas, se dice que son constituidos ministros. Sabemos que diácono, del griego, se traduce ordinariamente por minister, del latín. ¿Por qué no se dijo entonces, que ellas quedaban constituidas ministras, que sería más que obvio en una ordenación diaconal? Hay una explicación: ya en ese siglo IV se entendía que había una relación objetiva y eclesial entre cratía y diaconía masculina, no femenina. Para mala suerte de los intereses de esas páginas, ¡resulta que el texto dice lo contrario de lo que ellos quisieran!
Sobre los «grados»5. Y hay más. Sólo en el texto para los hombres dice el obispo: <<Y después de haberle llamado a las tareas de vuestro ministerio, según vuestra voluntad, hacedle digno de asumir su grado [de responsabilidad] pues le habeis elegido. Aquellos que lleven a cabo su responsabilidad adquirirán por ellos mismos un grado elevado. Haced perfecto a vuestro servidor pues son vuestros el poder y el reino.>> Curiosa cosa que las palabras <<de responsabilidad>> son agregadas al texto; no están en el original. De hecho, contradicen el original, y explico por qué.
Si se tratara de una grado de responsabilidad, ¿qué? ¿No hay que orar para que las mujeres sean responsables? ¿En el siglo IV eso se daba por descontado? Y dice el obispo: <<Aquellos que lleven a cabo su responsabilidad adquirirán por ellos mismos un grado elevado.>> A ver, analicemos eso. Si se trata de grados de responsabilidad y de que sean gente muy diligente y muy responsable, la oración del obispo por estos muchachos es: <<Señor, que sean muy responsables para que luego sean más responsables>> Cosa que, huelga repetir, no se ruega en el caso de las mujeres... ¿Seguro que todo esto <<no toca la esencia>> del diaconado en las dos versiones? La gente de esa página quiere convencernos a toda costa. Pero, ¿no será que ese <<grado más elevado>>, que sólo se menciona en el caso de los hombres, tiene ya en semilla lo que Trento luego explicaría sobre un solo sacramento en diversos grados?
6. Y todavía hay más. El texto italiano reconoce que <<I diaconi... ai compiti più immediati intorno all\'altare>> (los diáconos están más cerca de las tareas del altar). No añade más. Es decir, la mujer recibe la comunión y no la reparte, y además no se acerca a la liturgia del altar. Eso lo dice el manuscrito que estudiamos. 7. Por
último, el nombre mismo de ordenación (cheirotonía)
es ambiguo y no implica un hecho sacramental, como se ve por su significado
griego, que paso al latín como institutio.
El significado sacro no es excluye, pero institutio
es algo que se da en una multitud de ámbitos que van desde lo doméstico hasta
lo civil. Presentar desde el principio una cheirotonía como sinónimo de ordenación
es innecesariamente desorientador. * ConclusionesDe todo ello, ya un poco extenso, concluyo dos cosas: (1) agradezco la documentación presentada; (2) veo que esa documentación, lejos de avalar la equiparación de los dos <<diaconados>> nos ayuda a percibir sus diferencias esenciales.
|