Noticias: el soporte de la dominación, dice Teun van Dijk en entrevista

El lingüista asistió al Congreso Internacional de Lingüística del Departamento de Lingüística y el Instituto de Estudios en Comunicación.

UN Periódico: ¿De qué manera influyen los discursos periodísticos sobre las creencias y comportamientos de los ciudadanos?

Teun van Dijk: Hay dos tipos de influencia: la primera, es la lectura preferida o modelo mental, en donde el periódico o noticiero tiene una idea de lo que quiere que la gente interprete. El periodista tiene un modelo mental que comunica y espera que el público reconstruya. Un periódico quiere que un asesinato se lea como un acto subversivo de tal grupo armado, pero otro quiere que se entienda como un acto de resistencia contra la dominación de los terratenientes. La segunda, es más general, y no tiene que ver con un modelo mental, sino con cosas más globales para influir en las actitudes e ideologías de la gente. La repetición sistemática en la lectura preferida de las noticias, al final genera actitudes ante la violencia, el aborto, la globalización. Esta influencia es la más importante y duradera, porque es ideológica y no puntual.

¿Esto es preconcebido?

Van D.: Por supuesto. Toda interpretación es sesgada dependiendo de tu perspectiva. Si eres una mujer feminista e informas acerca de acoso sexual o violencia contra las mujeres, interpretas de manera diferente lo que pasó y tu texto será diferente, es una expresión de tu manera de ver las cosas. Cada periódico lo hace y ese modelo mental se manifiesta en el discurso de la noticia, en todos los niveles del texto. Pero los medios no quieren solo eso, van más allá para influenciar las representaciones sociales, las ideologías, las normas, los valores, en una palabra, lo social compartido.

 Entonces, cuál modelo mental se ajustaría mejor al poder que manejan los medios masivos de comunicación de cara a la neutralidad?
 
Van D.: La objetividad es práctica y teóricamente imposible. Hoy en día la psicología social y cognitiva habla de construcción de la realidad. La noticia no es un reflejo de la realidad, tampoco una reconstrucción, sino una determinada forma de construir la realidad. La realidad no determina las noticias como si fuera un tipo de lectura, de fotografía o de reflejo.

A qué responde que el Norte magnifique las noticias negativas o fracasos del Sur y refuerce la idea de lo precario, lo pobre, lo desvalido, en tanto minimiza sus esfuerzos positivos?

Van D.: Cierto. La tendencia general de la prensa del Norte es hablar bien de nosotros y mal de los demás. He encontrado que hay una manera de enfatizar nuestras cosas buenas. Por ejemplo, en Europa somos modernos, esforzados, democráticos, y todo lo contrario en los otros países: terroristas, comunistas, atrasados, dependiendo de quién sea nuestro adversario. El problema de las noticias sobre el Tercer Mundo es que las producen las mayores agencias, en su mayoría de Europa y Estados Unidos, y que casi no las hay en estos países. Aunque hay cambios (CNN en inglés y en español, la BBC tiene cada vez más periodistas del Tercer Mundo en el Tercer Mundo, etc.), eso no quiere decir que para trabajar en cualquiera de esas cadenas el periodista latino, africano o asiático deba tener los mismos valores que ellos. Los medios son dominantes, tienen su agenda y sus objetivos, pero se puede esperar que con más gente de diversos países, por lo menos haya una visión menos racista y Norteña de las cosas.

De todas maneras siguen existiendo relaciones asimétricas entre los dos mundos en materia informativa. ¿Esta circunstancia no da lugar a una especie de colonialismo informativo?

Van D.: En la década del ochenta hubo una publicación de la Unesco, Many voices, one world, famosa precisamente porque los países del Tercer Mundo querían una representación más equitativa y relevante en la prensa del Norte y no una visión sesgada del Sur. Yo lo analicé con mis estudiantes y todos los medios del Norte estaban en desacuerdo con la propuesta, pues significó cenSura. De hecho, por esa razón Estados Unidos salió de la Unesco. Ellos tenían miedo de que el organismo internacional de repente tomara partido por la opinión de los países en desarrollo, que reclamaban cambiar la visión sistemática de “golpes de Estado y terremotos” sobre el Sur y tener un periodismo de desarrollo. Sin excepción, los países del Norte divulgaron la idea como una amenaza a la libertad de prensa y hasta ahora no hay cambios fundamentales, porque todavía, la del Norte, es una prensa dominante y cada vez más concentrada en pocas empresas.

Con ese panorama, ¿cuál es el compromiso de la prensa con la democracia? O es que las comunidades del Norte tienen su propia acepción de democracia?

Van D.: Eso es cierto... pienso que los periódicos deben venderse y son simplemente objetos económicos. Lo que se vende mejor en los tabloides de Europa es sexo y violencia, mientras los periódicos de análisis social se venden mucho menos. Tú puedes hacer un periódico de calidad, pero ¿vendes, al mismo tiempo, a la publicidad?

Entonces ¿con quién y con qué está comprometido el periodismo?

Van D.: En realidad el periodismo está comprometido con sus empresas. En este momento es solamente un periodismo del mercado, casi en el mundo entero. En China, de pronto, pero eso está cambiando rapidísimo. Gran parte de lo que aparece en la prensa no es necesariamente relevante para la gente. Si me preguntan cuáles son los criterios de una buena prensa, diría que lo primero es la democracia y segundo lo que está en los intereses de la gente y no solo en los de los propietarios de los medios masivos. Pero no. Ahora nuestros periódicos hablan de Irak y terrorismo, ¿eso es relevante para la gente? Cuánta gente muere de terrorismo: yo diría que en España uno o dos al año, en Holanda ninguno y en Estados Unidos quizá un poco más. En Colombia es diferente, pero probablemente mueren más de hambre, por ejemplo. Es una jerarquía de la relevancia. En cambio, cada año en España mueren 50 mujeres por violencia doméstica, una información que debería estar con mayor frecuencia en las noticias del periódico El País, que tiene bastante cobertura. Pero si tú vas a preguntar a la gente qué es lo más importante para el país, estas cosas estan abajo y el terrorismo y la migración están arriba. La jerarquía de lo que es más importante para la gente es totalmente diferente de la que los periódicos hacen creer.

¿Hay que darle a la gente lo que pida?

Van D.: Cada día se publica sobre sexo y violencia, y la gente está acostumbrada a esa “basura”, piden lo que “existe” y las leyes del mercado que dominan la prensa juegan a eso. Es igual que con la comida, la mayoría de la gente va a McDonalds y busca comida poco sana. Eso tiene que ver con la educación. Si aprendes a leer un periódico de una manera diferente, con preguntas diferentes, posiblemente las demandas serán distintas. Podemos aprender a leer de manera diferente y crítica; y también pedir otro periódico, menos racista, más democrático, más veraz.

¿Usted cree que existe una tendencia a la homogeneidad de los contenidos?

Van D.: Hay medios populares y otros para las élites, aunque muchas veces es una misma compañía la que publica los dos dentro de una leve variación. Tú tienes posiciones a favor o en contra de Irak, y los medios las registran, pero los tabúes jamás aparecen. Nunca se debatiría si necesitamos un ejército; se toma por sentado que cada país lo requiere. ¿Por qué? Sencillamente porque son cosas que están fuera de la teoría del mercado. La prensa europea presenta a los inmigrantes como delincuentes, invasores, como un problema fundamental, pero nunca ha evaluado el aporte a la economía y a la cultura. Aunque esas noticias no venden, las metáforas negativas que repetidamente se publican sobre droga,  racismo, violencia, forman estereotipos mentales, que no hacen más que reforzar la exclusión y el abuso de poder, lejos de ayudar a comprender la sociedad y el mundo en que vivimos.

 La Universidad Nacional de Colombia en poco tiempo espera fundar una escuela de periodismo. ¿Qué característica debe tener para mejorar la formación de ese profesional?

Van D.: Primero diría que debe ser una escuela de comunicación, porque no es solo periodismo, con sus técnicas, sino que cada vez debemos ir hacia formas más efectivas de comunicarnos. Me parece muy limitado solo tener periodismo. Miremos: no solo es cómo escribir una noticia, cómo persuadir o cómo hacer una entrevista, sino también aprender de la influencia de los textos en la gente, de psicología social, para saber lo que interesa a las personas; del papel de las noticias en la sociedad, algo de sociología; y de lingüística y análisis del discurso, pues se maneja la lengua y cada palabra tiene una influencia. Hay que saber algo sobre la relación entre lenguaje y comprensión, e influencia, persuasión, manipulación. Definitivamente, debe ser algo interdisciplinario y bastante amplio. Para mí la formación de periodistas tiene que tener en gran medida una buena formación en comunicación.

El invitado

Teun A. van Dijk nació en Holanda en 1943. Lingüista, profesor de análisis del discurso en la Universidad de Amsterdam, actualmente se desempeña como docente en la Universidad de Pompeu Fabra en Barcelona (España). Sus aportes superan la esfera académica, pues es uno de los más reconocidos analistas de los discursos en los medios masivos de comunicación y sobre el particular resalta cómo estos influyen en la creación y la difusión de las ideologías dominantes.

Van Dijk inicia sus investigaciones en el área de la literatura, más adelante se interesa por las estructuras gramaticales del discurso, pero, poco a poco, adopta una perspectiva multidisciplinaria a partir de lo sociocognitivo (cómo se piensa colectivamente un tema), la comunicación en general, lo sociocultural y lo sociopolítico. Su análisis va desde conversaciones cotidianas, noticias de prensa, textos escolares hasta debates de las élites políticas, empresariales y académicas.

 

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