La Religión: ¿Un Supermercado?

Los Hechos

Hoy muchas personas escogen religión como quien hace el mercado. Para ellos todo lo que tiene que ver con "espiritualidad" son ofertas más o menos intercambiables. Como el que prepara una hamburguesa con las salsas al gusto, así hoy nos va pareciendo normal un lenguaje como éste: "Me gusta la meditación del budismo, la energía de los evangélicos, el fervor de los pentecostales; practico algo de yoga. Pero si tuviera hijas, preferiría que se educaran con monjas…" A esto se le considera ser "abierto" de mente (open minded), y si uno no piensa así o no acepta este esquema, uno es "cerrado", "dogmático". Como reacción, hay también algunos católicos que quieren permanecer íntegros en su fe, y llegan a confundir firmeza con intransigencia.

El Texto

Así como hubo falsos profetas en el pueblo de Israel, también entre ustedes habrá falsos maestros. Introducirán novedades dañinas, pero sin tardar se perderán por renegar del Maestro que los rescató. Muchos imitarán sus vicios, y por su culpa será desprestigiado el camino de la verdad. Los inspirará el amor al dinero, y se aprovecharán de ustedes con palabras engañosas. Pero ya fue dictada su condenación, y su destrucción es inminente. (II Pedro 2:1-3)

La OPción

Necesitamos claridad de ideas sin apagar la emoción y el fervor. Debemos admitir que cierta "competencia" le está haciendo bien a la Iglesia Católica, que se sentía muy segura en su "monopolio" de la fe. Hemos de reconocer asimismo que nuestro testimonio no es siempre claro, ni atractivo, ni sustentado en un conocimiento bíblico hondo y una experiencia personal. Pero tampoco podemos acomplejarnos como si la Iglesia fuera la culpable de todas desgracias, o como si no hubiéramos hecho nada por la humanidad y por el Reino de Dios. En medio de nuestras deficiencias somos hoy más conscientes, más orantes, más formados y mucho más misioneros. "Por lo demás, desde el punto a donde hayamos llegado, sigamos adelante." (Filipenses 3:16).

 

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